Poner los Ojos en Jesús: Una Decisión que Cambia Todo
En un mundo donde las prioridades están constantemente cambiando, la Biblia nos invita a hacer algo radical: poner nuestros ojos en Jesús. Esta simple acción tiene el poder de transformar nuestra vida y guiarnos hacia una relación más cercana con Dios. Pero, ¿por qué deberíamos tomar esta decisión? Veamos cómo y por qué esta elección es crucial.
1. Jesús es nuestro fundamento
Jesús mismo declaró: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14:6). Al enfocarnos en él, estamos construyendo nuestras vidas sobre un fundamento inquebrantable. Todo lo demás puede fallar: el dinero, las relaciones humanas o nuestras propias habilidades. Pero Jesús nunca falla. En él encontramos la estabilidad que el mundo no puede ofrecer.
2. Nos ayuda a enfrentar las tormentas
La vida está llena de pruebas. Tal como Pedro caminó sobre el agua hacia Jesús y comenzó a hundirse al mirar las olas (Mateo 14:30), también nosotros podemos tambalear si nos enfocamos en nuestros problemas en lugar de en Jesús. Poner los ojos en él nos da la fuerza para atravesar las tormentas con confianza, sabiendo que él siempre está con nosotros.
3. Nos da dirección y propósito
Hebreos 12:1-2 nos exhorta: "Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe". Mirar a Jesús nos recuerda que no estamos solos en nuestro camino y que nuestro destino es glorificar a Dios. Con él como guía, nunca perderemos la dirección.
4. Nos transforma desde adentro
En 2 Corintios 3:18, Pablo escribe que al contemplar a Cristo, somos transformados a su imagen "de gloria en gloria". Fijar nuestra mirada en Jesús no solo cambia nuestra perspectiva, sino también nuestro corazón. Sus enseñanzas y su ejemplo moldean nuestra manera de pensar, actuar y amar.
Cómo Mantener Nuestros Ojos en Jesús
1. Leer y meditar en la Palabra de Dios: La Biblia es la principal manera en que podemos conocer a Jesús. Cada página nos revela su carácter y su voluntad para nuestras vidas.
2. Orar regularmente: La oración nos conecta con Jesús y nos recuerda que dependemos de él. Es en esos momentos de intimidad donde encontramos paz y dirección.
3. Participar en la comunidad de fe: Congregarse con otros creyentes nos anima a mantener nuestra mirada en Jesús. Juntos podemos aprender, orar y adorarlo.
4. Servir a los demás: Cuando servimos a otros, reflejamos el corazón de Jesús. Esto nos ayuda a mantenernos enfocados en él y en su ejemplo de amor y sacrificio.
Conclusión
Poner los ojos en Jesús no es una decisión de un momento, sino un estilo de vida. Es elegir verlo como nuestro fundamento, nuestra guía y nuestra esperanza constante. Al hacerlo, encontramos paz en las tormentas, transformación en nuestra alma y propósito en nuestra vida. Que cada día sea una oportunidad para mirar a Jesús, confiar en él y caminar en su luz.